La Musicoterapia ayuda a cubrir las carencias existentes en los diferentes tipos de personas que presentan necesidades especiales y circunstancias de carácter diverso, por lo que precisan la adquisición de logros educativos y/o terapéuticos para conseguir mayor autonomía.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Las caricias llegan más allá de la piel

La importancia de las caricias trasciende la superficie de la piel y llega a transformar la estructura neuronal. 
Hay estudios que demuestran que en recién nacidos, éstas estimulan la hormona del crecimiento en la hipófisis, además de ayudar a completar las estructuras biológicas.

Ayer comenzábamos el proyecto musicoterapéutico con niñas en acogida. Su demanda de caricias y afecto representa en su caso un alimento de primera necesidad, por eso además de buen trato, les estamos confeccionando un mullido colchón sonoro sobre el que reposar.

Un equipo de científicos estadounidenses (Sophia Vrontou, Allan M. Wong, Kristofer K. Rau, H. Richard Koerber y David J. Anderson) ha hallado en ratones las neuronas que detectan las caricias y esto es lo que nos cuentan:
  • El trabajo muestra que estas células promueven un estado de bienestar cuando se activan, en respuesta a las caricias ‘placenteras’, pero serán necesarios más estudios para confirmar si existen neuronas con propiedades similares también en humanos. 

    A pesar de los numerosos estudios fisiológicos existentes al respecto, esta es la primera vez que se identifican in vivo neuronas sensoriales que detectan caricias ‘placenteras’. El grupo utilizó un pincel diseñado para simular el tipo de caricias que estos animales pueden sentir, con el cual rozaban sus patas traseras. Después, los investigadores utilizaron técnicas de imagen para mostrar que un tipo de neuronas, que expresan la proteína MRGPRB4, eran las que respondían al estímulo.
    Estas células nerviosas carecen de fibras de mielina e inervan exclusivamente la piel con pelo a través de grandes ramificaciones que, según el estudio, se asemejan a los campos receptivos de las fibras C humanas.
    El trabajo revela que estas neuronas se activan acariciando la piel peluda del animal, pero no ante una estimulación dañina, como puede ser una punzada o un pellizco. Es más, al aplicar esos estímulos nocivos se activan otras neuronas –las que expresan la proteína MRGPRD– que no responden ante las caricias.
    Los resultados parecen abrir una puerta para comprender la función de este tipo de neuronas durante los comportamientos naturales.

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