Las mariposas del estómago nos llevaron casi volando a las puertas de Sala Tron. Teníamos una cita con Jorge Grimaldos y la vastedad del espacio radiofónico para conversar sobre los sueños que la Fundación Musicoterapia y Salud esboza cada día.
La cita tenía una doble relevancia porque compartiríamos micrófono con uno de los referentes de las cuerdas en España. Decimos cuerdas porque Chema Vílchez, nueva incorporación a la Fundación, además de dominar las distintas sonoridades de la guitarra, extrae emociones rasgueando instrumentos como la mandola (rectificada por el luthier Ricardo Sanchís) o el suarmandal/tampura (suma de instrumentos hindúes afinado en Re lidio). Con estos referentes, la noche apuntaba grandes sutilezas con sabor a premio.
El segundo de ellos, posterior a los abrazos de afecto de Jorge, Chema, Juan Luis, Pablo, Isabel..., nos lo entrego Pablo acariciando las cuerdas de su bajo. Una composición propia que, como esos guisos cocinados a fuego lento, desprendía mucho cariño y dedicación. Chema no pudo sustraerse a acompañarle con su ipad. Juntos pusieron las primeras estrellas sobre el surco nuevo de una noche distinta que no hacía sino comenzar. Pronto el firmamento quedaría iluminado de musicalidades posibles.
Llegada la hora del arranque. Jorge nos citó en el estudio. Primeros saludos, primeros temas, primeros nervios. Difundir de la forma más didáctica y amena posible el trabajo de tantas personas y los anhelos altruistas de la Fundación, no deja de ser una gran responsabilidad, así que decidimos no pensar mucho y dejarnos fluir, sentir, revivir. Jorge hace una seña, cuenta atrás y entramos en antena. 40.000 oyentes repartidos por este pequeño mundo sintonizan cada semana los destellos musicales que Jorge Grimaldos, desde uno de sus rincones prepara con sabiduría, energía y generosidad: sonidos pulidos, voces especiadas, interpretes del extraradio sonoro donde es el arte lo que prima por encima de cualquier nota.
Primeras preguntas, primeros olvidos, primeras sensaciones. La falta de rodaje nos fuerza a batir más fuerte las alas, a gastar más palabras de las necesarias, a incurrir en algún que otro descuido. Esperamos que vuestra compresión, por esta vez, disculpe los nombres que se nos quedaron en el dobladillo de los recuerdos, las matizaciones que habrían hecho falta para redondear algo más las ideas, el esfuerzo de quienes se entregan diariamente en los proyectos de musicoterapia. En el próximo encuentro, distinto seguramente, usaremos una afinación distinta de la mirada.
Aquí os dejamos el audio ilustrado con algunas imágenes.
Dicho lo dicho, llegó el turno de Chema Vílchez. Desde la primera palabra disfrutamos de su sabiduría, templada con muchas horas de fuego musical, de su energia vital y de su apacible sensibilidad. Su pausada narración, casi meditativa, nos hablaba de otro tempo vital, de esas otras sonoridades posibles que además pudimos sentir en las composiciones que Jorge iba intercalando entre las palabras y por las tres interpretaciones en directo que Chema nos regaló. Os aseguramos que este fue el premio especial.
También lo fueron las conversaciones, los guiños o acabar brindado esta noche, más luminosa que otras, en la sala Silla Eléctrica, en la que la banda empleada en los clásicos del rock, pidió que Chema les acompañara improvisando en un tema. Los asistentes no podían dar crédito a su fluidez melódica y nosotros, acompañados de Isabel Vielba, disfrutamos un poco más de la magia de sus cuerdas.
Gracias a todos los que habéis hecho posible que se conozcan algo más los Proyectos de la Fundación. Gracias a la Sala Tron y a Pablo; gracias a LH Magazine Radio por subirnos a sus ondas; a Jorge Grimaldos por invitarnos a Jazz Time y ser tan amoroso, por su fuerza, por todo; gracias a Chema Vilchez y a su amigo Juan Luis, esto es sólo el comienzo; gracias a Isabel, emana humanidad, sensibilidad y armonía. Gracias a vosotros por vuestro tiempo.
DG